9/14/2006

VERGUENZA HUMANA


Hoy no tengo ganas de hablar de cine, ni de libros ni de frikadas. Es uno de esos días en que todo esto me parece trivial.

Hoy he vuelto a recordar, la clase de seres crueles e ignorantes que somos, quemamos montes y apaleamos sin piedad a los débiles y a los inocentes.

Hoy me he prometido y lo hago con lágrimas en los ojos, que delante de mí nunca más.



Hoy he visto el vídeo de un vecino de Aguiño maltratando sin piedad a su perro. Pretendemos mejorar el mundo, acabar con las guerras, el hambre, la pobreza, y no somos capaces de acabar con la injusticia más pequeña y más cotidiana que tenemos al lado de nuestra casa. He visionado muchas películas de terror y sobre todo muchos telediarios… mucha gente muerta y muchas guerras lejanas, pero al final son los aullidos de un perro lo que me ha conmovido y lo que me ha hecho entender cual es el verdadero problema del mundo.

Y hoy pienso que debo de estar contagiándome de todo ello porque el cuerpo me pide justicia, y me pide tomármela por mi mano… pero no sabría por donde empezar… si por el agresor o por todos los bárbaros estúpidos e ignorantes que le aplauden a la salida del juzgado. Estoy seguro que el perro valía más que todos ellos. Y pienso también que quien le hace eso a un perro bueno y leal ( son mis animales favoritos y les tengo cierta debilidad ) es que no merece otra cosa que darle una buena dosis de su propia medicina multiplicada por diez.

Una promesa es una promesa, delante de mi… nunca más……….

8 comentarios:

anilibis dijo...

joder, le aplaudían a la salida del juzgado?

me he perdido la historia pero ya me he puesto de mala leche.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo, por una vez y sin que sirva de precedente. Si quieres ir a Aguiño te llevo.

Ayer no podía dormir pensando en ese pobre perro y en tantos otros abandonados y maltratados. Yo tuve muchos perros en mi vida y a todos los he cuidado con mimo, casi como hijos. Los he criado, les he dado el biberón, los he acariciado y besado y hasta los he enterrado con cariño y llorando a mares.

El lunes se murió Espineta, era preciosa y muy cariñosa, avisaba de que estaba sonando el teléfono, cuidaba de que las ovejas no se comieran las plantas...pero sobre todo siempre estaba esperándome al volver a casa, en su marca, justo al lado de donde sabía que pasaba mi coche. Porque los perros siempre te reciben bien cuando llegas, nunca están enfadados ni te reprochan que hayas llegado tarde ni que vengas de mal humor, son increibles. Te echo muchísimo de menos, Espineta, igual que a Luna, Rasky, Lupus...por eso me indigna ver esas imágenes, me ponen enferma. Creo que a partir de ahora cuidaré aún mejor de Sissi, le encanta que la coja en mi regazo y le rasque la barriguita, de ella y de cualquier otro perro que tenga en el futuro.

Y también quiero mencionar otras imágenes que vi en las noticias, las del toro de Tordesillas, al que van persiguiendo y clavándole lanzas hasta q muere, y encima lo justifican diciendo que no sufre, que total ya se iba a morir, pues mira que no hay formas de morir. Si alguna vez rezo es para que dios me de una buena muerte, para mi es muy importante.

Siempre he pensado que un pueblo no puede considerarse civilizado hasta que trate bien a sus animales. Conclusión: nos falta mucho para ser civilizados.

Anónimo dijo...

Que deicir ante semejante atrocidad sin proferir exabruptos!,es francamente dícil.Esperemos que esas imégenes tan crueles sirvan para avivar nuestras conciencias y para que nos animen a hacer lo que hizo ese veterinario,ahora envuelto en enfrentamientos vecinales y amezas,por hacer lo que seguramenete ( eso quiero pensar),otros vecinos estaban deseando hacer y no se atevieron.
Por otro lado deciros que si haceis la excursión a Aguiño buscando justicia yo me apunto,porque ya que nuestra legislación no es capaz de ofrecer la protección necesaria a nuestros animalitos,pues ya hemos visto que al tiparraco ese no le pasó nada de nada,es más ,casi le hacen un monumento en el pueblo,alguien tendrá que hacerlo. Aparte de eso creo debemos luchar para terminar con la ignorancia de la gente,que creo es uno de los peores males que existen en mundo y el k lleva ver situaciones como estas y muchas otras,que por desgracia presenciamos diariamente en todas las partes del mundo.
Bueno,ya termino que me extiendo demasiado.Un saludiño a todos

Anónimo dijo...

Las imágenes de ver cómo un mal nacido apaleaba a su pobre perro atado e indefenso hasta matarlo fueron terribles. Pero si algo podía superar a esa barbarie fue el patetismo de los vecinos jaleando al hijodelagranputa a la salida del juzgado, y el tío cabrón creciéndose y saludando a la afición, en plan torero de mierda, mientras el veterinario que denunció el crimen (y al que le envenenaron a su propio perro, por cierto) tenía que ser escoltado para no sufrir las agresiones de la muchedumbre que aclamaba al asesino.
Realmente es de vergüenza. Si hay que ir a partir alguna cara o alguna rótula a Aguiño, me apunto. Esta gente, ya que no merece vivir pero goza de ese privilegio, al menos que sepa lo que es sufrir. No le deseo otra cosa.

Anónimo dijo...

Os voy a contar una historia: hace 30 años, mi abuelo, un hombre de mundo y muy inteligente,(no era el típico paisano de la Galicia profunda), avanzado a su tiempo, sociable, líder, cariñoso con su familia, afable con sus vecinos, los cuales recurrían a él para que ayudase en los partos de sus vacas: era "libertador", eso quería decir que si un ternero no podía "nacer" porque tenía una pata mal colocada o estaba de cuartos traseros, él, conseguía darle la vuelta y colocarlo para que pudiese "nacer": añadirse a la lista de seres vivos de este Planeta.
Pues bien, mi abuelo tenía una perra: "Lubita", hija de una madre pastora-palleira y un padre lobo; con verdadero instinto heredado de su padre: EL Lobo, lo cual la llevó un día a entrar en el gallinero y matar 4-5 gallinas, por su instinto cazador de supervivencia.
Ante aquel panorama, Lubita recibió una paliza de la que tardo casi una semana en poder moverse, comer, etc.
Tuve la "suerte" de no estar presente; pero: ¿cómo pude, puedo integrar, interiorizar, razonar ese comportamiento y no ver a mi abuelo como un verdadero monstruo, una aberración de ser humano?.
Lubita, a mis 10-12 años era para mí: "el amor de mi vida", solamente a mí me permitía tocarla, peinarla y si ibamos las 2 solas por el monte e intuía que tenía miedo, ella se ponía alerta levantando sus orejas y acercandose más a mi lado, si nos encontrabamos con los "niños" parvos de 18 años que querían vacilar, me protegía mostrandoles sus colmillos en actitud de ataque, eso bastaba para disuadir a cualquiera de la peregrina idea de acercarse; y pese a esta fidelidad absoluta, ella sólo tenía un Amo, bastaba que mi abuelo la mirase o le silbase para que a la velocidad de la luz, se plantase a su vera e iría con él al centro de la Tierra si fuera necesario.
Tardé mucho tiempo en comprende aquel comportamiento y cuando un día, ya con más años, le pregunté a mi abuelo por qué le había dado la paliza por matar las gallinas, simplemente me respondió: "é cuestión de Jerarquía". (Tócate los .....!).
Hoy en día, esas demostraciones de "salvajismo" gratuito que no están justificadas por la hambruna de la manada, me llevan a pensar si reamente necesitamos el cerebro?, o deberíamos acelerar la selección natural de atrofiar un orgáno que no sirve, y así todos actuaríamos según los instintos más crueles estableciendo la Jerarquía del más bestia.
Contad conmigo para ir a Aguiño.

Unknown dijo...

Ya lo decía aquel proverbio maorí: 'a la sombra del último árbol habrá un hijo de puta'.

Hoy, o mejor dicho, tras leer esta entrada, me ha venido a la cabeza Nietzsche, y su aportación sobre el ser humano. Hace tiempo que dejé de lado la filosofía, me desencanté de ella, pero que razón tenía el filósofo alemán cuando decía que los monos eran demasiado buenos como para que el hombre procediera de ellos.

Sentí asco cuando veía por televisión a ese pobre perro siendo agredido por su amo. El perro demostró el amor que le tenía a su amo, porque sabía que era su amo, y en ningún momento se lanzó a morderle. Fidelidad canina, si es preciso, hasta la muerte.

Pero joder, lo que habría disfrutado si el perro le arranca la cabeza, en un arreón de instinto de supervivencia. Pero no, el perro era demasiado fiel a su amo.

Anónimo dijo...

Suscribo vuestras aportaciones, excepto en lo de ir a Aguiño, no merece la pena que nos manchemos las manos por este impresentable.

Simplemente decir que me considero una tía dura, con los ojos y las emociones muy curtidos, pero fui incapaz de terminar de ver las imágenes, me pareció de lo más cruel que he presenciado en mucho tiempo, como se puede apalear con tan cobardía y crueldad a un ser que sabe que, no sólo no se va a defender, sino que, en su infinita generosidad perruna, a los 2 minutos se acercará a él buscando y ofreciendo cariño

Anónimo dijo...

¿"historias... historias"?
¿Que tipo de ellas si ya no será cine y comics?
¿Se convertirá esto en un blog donde afloren los aspectos personales del autor?