“¡Afrancesada!, ¡Gabacha!”, le gritaba yo a la monja
,mientras me sacaba a rastras de la clase. No tenía ni idea de
lo que siginificaban áquellas palabras, pero todavía
era un renacuajo ignorante de la vida como para referirme a la
Sor citando al oficio mas antiguo del mundo o a ciertos animales con
cuernos. Ya por áquel entonces la muy bruja era poco más
alta que yo, pero no tuvo reparos en cogerme por la camisa y sacarme
como un saco del aula mientras , entre las risas de mis
compañeros, seguía berreando: ”¡Algarrobo,
Auxiliáme!”
Pero el Algarrobo no vino. Lloroso me senté en cuclillas en
aquel pasillo frío del convento reflexionando, tal como me
dijo la monja que debía hacer, sobre el delito que hasta allí
me había llevado.
Apenas un cuarto de hora antes, me encontraba absorto en mi tarea
escribir del 1 al 300. Sin levantar cabeza sujetaba el lápiz
con torpeza, mientras, por reflejo, mi lengua intentaba tocar la punta
de la nariz. Tan concentrado estaba que no me percaté del
silencio acusador a mi alrededor y de la monja apuntalándome
con su mirada. Tras dos segundos de silencio eternos, comenzaron las
risas estúpidas de mis compañeros, mientras la Sor con
su dedo me indicaba qe me levántase del pupitre y me fuera
para el centro de la clase.
-¿Se puede saber que estabas cantando?
-.............................. (cabizbajo y en silencio)
- Cántanos ahora para toda la clase, Carlitos ,que podamos
escucharte...- Dijo la Sor con la evidente intención de
humillarme.
- Cantaba la canción de “Curro Jiménez” - dije con un hilo de voz apenas audible-
Y comencé a cantar. Al principio bajito pero a medida que las risas de la clase callaban ante mi atrevimiento mi tono fue subiendo hasta llegar al estribillo principal a pleno pulmón “TRAAAAA LARARALARALAAA TRALALARALAAAA, TRALARALARALÁAA LALÁAAAA LARALALALÁAA tiro ri roriró...pon pon pon pon".
La cabrona de la monja, (ahora,a mi edad ,ya conozco epítetos mas apropiados que afrancesada) viendo que no le había funcionado el primer intento de avergonzarme insitió:
- Esa canción a mí no me gusta. No tiene letra. Recítame unos versos ,borrico
Hasta los cataplines ya de que me tomará por su bufón ,le contesté:
-“Mira esta poesía que bonita: Los curas y las monjas chupan como esponjas “ -Hohohohoho-(no pude reprimir una risa), y luego con el puño izquierdo en alto exclamé :“¡Toma borrico!”, entre las risas del aula y el sonrojo de la monja que había ido por lana y salió transquilada.
Así dí con mis huesos en áquel pasillo. Al borde
de las lágrimas me repetía “Curro no llora”, “Curro
no llora”,”Curro no llora” , “Curro..... se escapa”. Tenía
lógica claro, menudo bandolero sería yo si me sueltan
en un pasillo y me quedo allí sin hacer nada teniendo el patio
y sus columpios todos para mí sólo.
Los pringados de mis compañeros seguían haciendo
números, mientras yo me balanceaba encima de aquella rueda y
tan féliz era que me puse a cantar otra vez. Aún me
sorprendo del buen oído que tenía la monja. En menos de
un minuto todos mis compañeros y la maestra estaban
asomados al balcón del aula mirando como había sacado
ventaja de mi castigo.
Con su hábito negro y su pinta de cuervo regordete , la Sor ,
con la cara enrojecida por la ira, pegaba saltitos mientras gritaba:
-“CARLITOSMARTINEZUZALAAARRRRRRGHHH”
A lo que yo desde el tobogán contesté:
- “TRAAAAA LARALARA LARÍAAAALAAA TRARALA LARÍAALAAA “
Acto enseguida emprendí la fuga hacia el comedor, pues veía a la monja tan enfadada que temía que en lugar de bajar por las escaleras hasta el patio sáltase directamente desde la azotea. Creo que fué la primera vez que ví a alguien echar espuma por la boca, algún tiempo después, serían mis exnovias pero ya no me impresionarían tanto.
El resto de la mañana lo dediqué a la guerra de guerrillas, abriendo lso grifos de los cuartos de baño, cantando por los pasillos y escondiéndome cuando las monjas salían a buscarme. Y así llegó la hora de la salida, la hora de mi plan maestro , la hora de mi venganza.
Realmente tenía dos planes ,pero en el primero necesitaba la
ayuda de “El Algarrobo” y “El Estudiante” y visto lo que me
habían ayudado cuando me sacaron al pasillo, mejor no contar
con ellos. El plan definitivo lo haría solo, como esos
capítulos donde Curro tiene que resolver un asunto personal
sin nada que ver con los dineros de los franceses. Si salía
bien me libraría de la monja una temporada.
Al salir de clase , las monjas acompañaban a los niños
hasta un vestíbulo donde guardaban sus abrigos y sus mochilas,
los prescolares se vestían y salían por una puerta que directamente
conducía a unas largas escaleras (más de veinte
escalones lo que para mí era una altura como la torre de la
Catédral) y abajo, nos esperaban nuestros padres para
llevarnos a casa entregados por las manos dulces de una monja amable.
Menos la mía, mi monja no era amable, ni dulce pero ahora las
iba a pagar.
La Sor miraba preocupada alrededor, era la hora de la entrega ,
tenía a los padres esperando , estaba al pie de la escalera
y no se atrevía a descender hasta que estuvieramos todos .
Pero le faltaba uno “¿ Quién ha visto a Carlitos?
.Inquirió con ansiedad, porque una cosa era humillar a un niño
en clase y otra diferente perderlo. Su cara colorada y las gotas de
sudor que salían desde debajo de su toca me recordaban un
pollo asado mientras la acechaba escondido.
La fila no se movía desde lo alto de la escalera. La monja
desde su posición parecía una vedette a punto de
descender por el escenario, los padres comenzaban a murmurar por el
retraso y mientras por el convento adelante , una docena de
hermanas benedictinas histéricas se afanaban en mi búsqueda
y captura
- ¿Apareció Carlitos?- Volvió a preguntar
- ¿Apareció Carlitos?- Volvió a preguntar
Y en ese momento , desde una montaña de abrigos donde estaba agazapado, surgió de un salto el espíritu vengador de Curro Jiménez gritando “AQUÍ ESTOY MONJA DEL CARALLO” y de un empujón la tiré escaleras abajo.
La vida de la Sor pasó por delante de sus ojos en cuestión
de segundos , mientras yo a pié de escalera la señalaba
con el dedo y me reía mientras escuchaba el grito de sorpresa
de mi víctima. El vuelo duró poco. Cuando el cuervo
áquel ya iba por el quinto o sexto escalón, la mano
amistosa de Sor María B. (una hermana con fama de bondadosa
y que realmente me caía bien hasta ese momento) agarró
fuertemente a mi maestra evitando su bochornosa caída.
Evidentemente lo primero que ordenó aquel pequeño
Napoleón vestido con hábito cuando se levantó
fue “TRAERMELORRRRRGG” y sólo le faltó añadir
“vivo o muerto”... Así que me volví a escapar ,
mientras entonaba el ya famoso “TRAAAAA LARALARA LARÍAAAALAAA
TRARALA LARÍAALAAA “, por todo el convento.
Hicieron falta cinco monjas para reducirme. Nuevamente fui arrastrado
hasta mi Sor , la cual se preparaba para darme dos bofetones como
dos soles. Bajé la cabeza para amortiguar el daño.
Cuando sentí mi cuerpecito elevarse por el aire y la voz de
un hombretón grande y amable que decía :
- “El
rápaz se viene conmigo”.
¡¿Quien querría
al Algarrobo teniendo a mi abuelo cerca?!. Me llevó en el
colo y enfilamos hacia la puerta del convento mientras dejábamos
atrás a media docena de monjas y a áquel enano
malhumorado vestido de negro. Desde el regazo de mi abuelo aún tuve
tiempo a despedirme de ella levantando el puño en alto y
sonriendo. Como Curro Jiménez aquel día yo también
me había salido con la mía.
La historia me hizo bastante popular en el convento. Los compañeros
de mi padre, universitarios durante la transición y de los cuales había aprendido aquellos versos que tanto enfurecieron a la Sor, jaleraron
mi hazaña, lo cual me libró de una buena chaparreta.
Las monjas y alguna vecina le dijeron a mi madre que lo mío
no era normal, que los niños del colegio querían ser
médicos o abogados y que yo era el único que quería
ser bandolero . Como en aquella época no había aun
psicólogos infantiles se barajó la posibilidad de
llevarme al meigo o al corpiño, aunque si le hubieran
preguntado a la monja seguro que se ofrecía voluntaria ella
para practicar un exorcismo. Mientras tanto yo seguía
trasnochando para ver las aventuras de mi héroe por Sierra
Morena.
Años después mis padres me consiguieron el autógrafo
de Sancho Gracia y aunque yo no lo conocí en persona , sé
que tuvo conocimiento de la importancia que tuvo en la forja de mi
carácter.
Mucho ha llovido y muchos se me marcharon desde entonces... mi
abuelo, mi padre, y ahora Curro, a quien le dedicó este post.
Y auténtico responsable de que cuando me siento contento y
triunfador aún entone el estribillo. TRAAAAA LARALARA
LARÍAAAALAAA TRARALA LARÍAALAAA “
La monja aun vive. Cuando acabó áquel curso escolar
respiró aliviada, le prometí que ya no habría
mas episodios de bandolerismo en su clase. Corría 1977 y yo
había descubierto que quién realmente quería ser
era Darth Vader.
Pero esa es ya otra historia...
7 comentarios:
Fabuloso. Creo que es una de las mejores entradas de tu blog.
Te felicito, me ha encantado :-)
Menuda imaginación tienes. Lo tuyo es el cine!!
Imaginación???????, nooo, simplemente el míster en estado puro. Si mezclamos a Curro Jiménez, El Padrino, Darth Vader y Spiderman sale este elemento de la naturaleza. Qué tiene de cada uno????….. dejo que vuestra imaginación vuele……pero creo que si alguien dudaba de quién es Carlitos ahora ha quedado claro que desde su más tierna infancia ha sido un bandolero aunque eso si, se ha adaptado a los tiempos que vivimos ya que el trabuco ha mutado en mando de PS3 y en lugar de jamelgo tiene un estupendo sofá…….
Fiera….q eres un fieraaaaa!!!!!
jajajaja, esperamos con interés la continuación con Carlitos en plan Darth Vader... pobre monja.
Insisto en que deberías escribir más.
Un saludo.
Así que de pequeno eras fan de Curro Jiménez... Eu sempre me inclinei máis polo Equipo A simplemente porque "me gusta que los planes salgan bien".
Carlos, tu monja al lado de mi "teniente O'neil y la "hermana cocinillas", era una santa.
Evidentemente desde su mas tierna infancia queda demostrado que el S.A tenía alma de delincuente.
Hace años que venía yo predicando en el desierto sobre la villanía de los escritos de este señor, que aletarga con sus letras las ya de por sí dormidas mentes de los lectores de este blog y en especial a las féminas a las que se nota rendidas a las malas artes de este truhán.
Y sin más que decir , pues hoy reconozco ,el texto habla por sí mismo, me despido hasta la próxima.
Atentamente Suyo
M.
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